
Por Elson Andrés Bórquez
A menudo en almuerzos de domingo o conversaciones familiares que se participa, oímos; “Da lo mismo, salga quien salga, hay que ir a trabajar igual al otro día”. También es recurrente escuchar; “Me cargan los extranjeros, trajeron la delincuencia y quitan pega” y muchas otras frases que reflejan la apatía o incomprensión con los cambios sociales del país y con nuestro régimen político.
En efecto, nuestro régimen democrático liberal ni ningún otro, ha sido pensado para quedarse en casa sin trabajar. El fondo de este sentimiento radica en que muchos chilenos sienten que la política no le resuelve sus problemas cotidianos. De esta forma, pierde sentido cualquier opción electoral y forma de votación.
Por otro lado, nadie nos avisó que Chile se transformaría en poco más de diez años en un país receptor de migrantes, con todo lo que ello implica, para una sociedad donde nos enseñaron que la Cordillera de los Andes nos protege de todo.
Todo lo anterior, junto al internet, inteligencia artificial y plataformas sociales de todo tipo, nos sitúan en 2025 en una elección con ocho candidatos presidenciales, incluyendo, dos marcadas expresiones extremistas que prometen resolverlo todo. Veamos las principales consignas:
• Mano dura: Delincuentes presos para siempre o pena de muerte si es necesario.
• Seguridad: Mas policías, nuevo cuerpo de policías, militares a la calle.
• Migrantes: Cierre de fronteras, expulsión para todos los ilegales, minar el desierto.
• Gasto público: Reducir US$6.000 en el Estado, eliminar ministerios, bajar el sueldo a los políticos.
• Pensiones: Se mantiene la PGU a como dé lugar, se aumenta.
• Empleo: Mas empleo, subir sueldo mínimo.
En efecto, todos estos tópicos son prioritarios de abordar, es lo que la familia conversa en la mesa y lo que muchos reclaman con frustración. Sin embargo, lo complejo, incómodo para algunas candidaturas y lo realmente sensible es el “cómo hacerlo”. En este punto, en la reunión familiar, es donde se llega al postre de la comida y no se concluye nada.
Es deber de las candidaturas señalar a los ciudadanos como resolver los desafíos del país, pues en ese campo se juega la estabilidad, paz social y credibilidad del régimen político. De otra manera, se corre el riesgo de caer en soluciones fáciles que terminan siendo trampas.
El “cómo” es el límite entre una política responsable y el populismo desenfrenado; entre un liderazgo sano que busca acuerdos y un liderazgo imprevisible que promete resultados inmediatos. No se trata únicamente de ejecutar medidas con rapidez, sino de comprender que cada decisión de país tiene costos, ganadores y perdedores. Y es en ese terreno —lleno de tensiones— donde se definirá si Chile avanza hacia mayor gobernabilidad y cohesión o si se fragmenta bajo la ilusión de que hay atajos o recetas para problemas estructurales que llevan décadas incubándose.
El país no es una empresa, en una República no existe espacio para las decisiones unilaterales sin pensar en el mañana ni menos decisiones a la fuerza. Es cierto que las elecciones son emocionales y apelan a ese sentimiento para captar el voto. Pero el chileno o chilena jefe de hogar, sabe que las cosas al lote no resultan, que debe planificar, dialogar en el hogar, ahorrar y ordenarse en torno a un objetivo familiar. Así se obtienen resultados satisfactorios para todos los integrantes. En la política seria y en la administración del país es lo mismo, se debe planificar, contar con los equipos expertos para mejorar lo existente, dialogar porque se requiere mayoría para aprobar los nuevos planes y programas, se debe ahorrar, gastar bien, traer inversión, cuidar el entorno, sentirse seguros y convencidos de un programa de Gobierno viable.
El dialogo y los acuerdos es la piedra angular del “como hacerlo” porque también hay que tomar en cuenta la opinión del otro, que también quiere lo mejor para Chile y con ello, enriquecer las políticas. No se trata de avasallar o renunciar a lo que se piensa ni menos ser cobarde, se trata de saber como funciona el Estado y hacer realidad las promesas de campaña, pues no son meras recetas de cocina, son una multiplicidad de gestiones y acuerdos políticos para preservar la unidad del país, la legitimidad de lo obrado y por sobre todo el bienestar de cada familia en sus propios planes y proyectos.
A pocas semanas de la primera vuelta electoral, esta familia chilena, la que no sale a vociferar mas fuerte, la que no está pendiente de responder la encuesta de turno y que sabe que Gobernar es mas que ganar una eleccion, seguramente concluirá -en ese almuerzo- que es Evelyn Matthei la persona que reúne todos los atributos y trayectoria publica que permita poner nuevamente al pais en movimiento, sin mirar al otro como enemigo, sino que comprendiendo que, al igual que en casa, podemos pensar diferente pero somos UN SOLO EQUIPO. En ese postre, diremos que el 16 de noviembre votamos 7 para presidente.
Elson Andrés Bórquez
Ingeniero Químico
Máster en Estudios Políticos Aplicados
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