Los Nunca Más para la Memoria y el Reencuentro
Publicado el: 2 septiembre 2023

A 50 años del golpe de Estado en Chile 

En un lugar esencial de nuestra existencia vive una capacidad única que nos distingue como seres humanos: la memoria. Recordar, aunque a veces es doloroso, es un acto que forja la justicia, que repara los errores pasados y nos infunde una nueva mirada hacia el futuro. Al igual que las personas, las sociedades y los pueblos deben conocer su historia para no equivocar el futuro y no repetir fallidas y dolorosas experiencias. El recordar nos invita a agradecer lo que hemos recibido de esta vida, pedir perdón por lo que hemos hecho de malo, aprender de nuestros fracasos y de nuestros éxitos.

El traer a la memoria no siempre es amable. El 11 de septiembre de 1973 sigue fracturando los puentes que debemos tender entre compatriotas. En medio del estruendo de metralletas, el estallido de cohetes y el fulgor de las llamas, un presidente de Chile puso fin a su vida. Sólo algunos visionarios -aún en contra de sus propios partidos – anticiparon lo que vendría. Comienza así  el colapso definitivo de una de las democracias más longevas del mundo. Junto con la vida del expresidente vino la ruina del Estado de Derecho, con violaciones sistemáticas a DERECHOS HUMANOS, donde la vida, la integridad y la moral de las personas fueron pisoteadas.

Otros países en la historia han sufrido los quiebres de sus democracias. Alemania, Italia y España por nombrar sólo a algunos de una extensa lista que incluye a Argentina, Uruguay y Chile en 1973. Recordar que nunca se debe permitir la interferencia de terceros países en la democracia interna de un país.

  • Hoy, el término «recesión democrática» resuena en un mundo donde los derechos humanos a menudo son desestimados, incluso en tierras que una vez fueron cuna de estos derechos. Un libro de gran impacto internacional, «¿Cómo mueren las democracias?» habla estas historias dolorosas, hechos de los cuales la humanidad extrae enseñanzas que cimientan el «Nunca más»:

Volvamos la mirada hacia 1973 y descubramos lo que debimos haber aprendido:

  1. Cultivar el Diálogo y la Amistad Cívica: Mantengamos la alerta ante el resurgir de la intolerancia y la descalificación de nuestros adversarios. La esencia de la política yace en la habilidad para dialogar y comprometerse, no en la hostilidad bélica. Dialogar no es claudicar, es escuchar para poder hacer mejor las cosas.
  2. Rechazar la Violencia Verbal: Digamos un rotundo no a la violencia verbal, el preludio de los estruendos de la política y la guerra. Las palabras ásperas y los ataques personales son semillas que germinan en agresión física y callejera. Esa violencia parece entregar réditos, pero ellos son eminentemente temporales y de corto plazo, al contrario. Sólo destruye la capacidad de dialogar.
  3. Democracia y Estado de Derecho: Entendamos que la democracia solo prospera con el respeto al Estado de Derecho. Cada actor debe asumir un compromiso público inquebrantable de buscar y mantener el poder mediante medios legales, rechazando la fuerza y la violencia. La violencia tiene como base romper el respeto, que es la base de la democracia.
  4. Respetar el rol de las instituciones, también de los Militares: Jamás busquemos apoyo político en las fuerzas militares. Al politizarse, las Fuerzas Armadas pueden detonar el colapso democrático y abrir el abismo de la guerra civil o el golpe de Estado. Pero eso no significa distanciarse de ellas, de poder contar con su trabajo en momentos de necesidad, catástrofes y eventos que ameriten su concurso, por ejemplo, cuidar nuestras fronteras y la paz.
  5. Respetar la Independencia de las Instituciones: es indispensable no politizar las instituciones esenciales como la Contraloría General de la República, el Tribunal Constitucional y los Tribunales de Justicia. Estas entidades deben mantener su carácter de órganos autónomos de control y jurisdiccionales, destinados a declarar el Derecho sin ceder ante presiones ni intromisiones de intereses particulares. Cuando emiten sus fallos, es fundamental que estas resoluciones sean acatadas y respetadas en su totalidad. Si las instituciones que deben actuar para dar garantía de respeto y ecuanimidad son usadas políticamente, terminan perdiendo su valor y sentido.
  6. Preservar la Libertad y Diversidad: incluso en medio de una lucha política intensa, y aunque los que ocupan el poder crean de manera sincera en la nobleza de sus metas y en la desdicha de sus adversarios, nunca debemos caer en la trampa de impulsar limitaciones a las libertades públicas y civiles de nuestros opositores y de la ciudadanía en general. Cuando atacamos la pluralidad de opiniones y sofocamos las voces contrarias, no solo transgredimos Derechos Civiles y Políticos más Fundamentales, sino que también exponemos al país y a nosotros mismos a un peligroso precipicio, al cual la arrogancia suele conducirnos. Nadie es dueño de la Verdad y menos de imponerla, limitando las libertades de otros.
  7. La Democracia como Valor Inherente: La democracia, más allá su impacto socioeconómico, es un tesoro en sí misma. Nos brinda la manera de resolver desacuerdos pacíficamente a través de la igualdad de voz y voto. En este sistema, se honran los Derechos Civiles y Políticos de todos, y la libertad, entendida como autogobierno, es ejercida plenamente. A partir de esta sólida base, y solo desde este punto, puede florecer un crecimiento económico justo y sostenible a lo largo del tiempo. La Democracia es el mayor valor que la sociedad ha creado, gracias a ella podemos vivir libres, informados y protegidos de los abusos de poder.

Estas son solo algunas de las lecciones que nuestra historia nos lega. Recordemos a Gabriela Mistral, quien definió a Chile como «un país civilizado del civis político y del civis social». En este mar de palabras, encontramos la esencia de la reconstrucción, el reencuentro democrático y el avance entre hermanos y hermanas de un mismo pueblo.

Es momento de reafirmar el compromiso: Nunca Más volver a tensionar la convivencia democrática; Nunca Más deteriorar el Estado de Derecho; Nunca Más quebrar la democracia a través de la fuerza y Nunca Másviolar los Derechos Humanos. Este es un compromiso que todas y todos debemos suscribir y cumplir, sin esto, volver a reencontrarnos seguirá siendo una tarea imposible.

En tiempos de crisis, la cooperación entre las fuerzas políticas es esencial, aunque ello signifique pérdidas electorales de corto plazo. En las cicatrices de nuestra propia historia, presentamos un camino que otros pueblos y, confiamos, también Chile, pueden recorrer para aprender de sus fracturas democráticas.

Hoy más que nunca, debemos enfocarnos en el legado que el expresidente Aylwin sembró, y que los demócratas nos “volvamos a reencontrar”. Sin duda, la Memoria trasciende el olvido, forjando el Nunca Más y guiándonos hacia un Reencuentro Democrático donde verdad, justicia y reparación sean la brújula, que nos permita Volver a abrazar.

PARTIDO DEMÓCRATAS CHILE

2 de septiembre de 2023

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