La senadora, uno de los nombres clave de la campaña del 4-S, explica que el camino «fue duro, pero también desafiante a la hora de defender los valores en los que creiamos, aunque nuestro espacio politico hubiese decidido otra cosa». A la vez, critica el curso que está tomando el proceso constituyente.
Para quienes luchamos contra la dictadura siendo muy jóvenes, para los que siempre pensamos que debíamos tener un texto constitucional que nos reuniera a todos y a todas, fue bien frustrante enfrentarse a la opción de decir, ‘¿saben qué? Esto no es lo que queríamos’.
Fue duro, pero también desafiante a la hora de defender los valores, las condiciones, los principios en los que creíamos y que necesitaban coraje y fuerza para ser representados, aunque nuestro espacio político hubiese decidido otra cosa», dice hoy.
—Se peleó con mucha gente. Su relación con el partido de toda su vida cambió y eventualmente se quebró. Un año después, ¿valió la pena el esfuerzo?
—Es cierto que eso pasó, pero me siento súper orgullosa de haber sido parte de ese proceso. Para los que estuvimos en la centroizquierda por el Rechazo, como le llamamos en ese minuto, no fue fácil. Pero fue consciente. Me expulsaron de mi partido, me maltrataron, pero tomé la decisión convencida de que era lo que había que hacer, y de que era lo que hubiesen hecho los fundadores de la DC, Frei, Tomic, Leighton, Fuen-tealba. Ellos no dudaron en defender la democracia en momentos duros de la historia, y no hubiesen dudado en estar en el lado co-recto de la historia.
–¿Cuándo se da cuenta de que el proyecto de la Convención no tenía vuelta?
–En febrero de 2022 ya nos dimos cuenta de que no había opción de remontar, de hacer entender a la izquierda, a la extrema iz-quierda, al FA, al PC, a la famosa Lista del Pueblo, de que esto no se trataba de una re-vancha, sino de que se trataba de escribir un buen texto. Asumimos que no había forma de cambiar el tono.
–¿Cómo se gestó la épica de la campaña del Rechazo? Incluso se juntaron la centroizquierda y la centroderecha…
–Trabajo en política desde los 14 años. En esa época, en el colegio, y luego en la univer-sidad, trabajábamos por recuperar la demo-cracia. Todos teníamos una mirada compar-tida. Para el 4 de septiembre también había una sola mirada: la certeza de que el texto era malo. No resolvía los problemas del país, no tenía una mirada de esperanza, sino de destrucción.
«La idea común de que era una mala propuesta le hizo sentido a la ciudadanía, que vio a un grupo de hombres y mujeres, que si bien naturalmente hubiesen estado por el Apruebo, fueron capaces de decirle a su gente que ese no era el camino».
–Tras el 4-S, usted dijo que se reivindicaban los 30 años. A la postre, ¿fue así?
–Se han ido reivindicando. El 4 de septiembre fue un tremendo llamado de atención contra esta idea de que todo estaba ma-lo, y que nada se podía rescatar. Los hombres y mujeres que fueron partícipes de ese período de nuestro país fueron tremendamente reconocidos y respaldados ese día. Pero aún falta consolidar la importancia del desarrollo, de la democracia y de dos conceptos muy im-portantes: derechos y deberes. El país debe apostar por eso.
–¿Por qué no está apostando por eso ahora?
–Porque tenemos un gobierno que insiste en hablarle a su 30%. Probablemente porque basado en las encuestas y en estudios empíricos en el mundo, sabe que con un tercio se pasa a segunda vuelta.
–Y las lecciones dejadas por la violencia del estallido ¿se aprendieron?, ¿se acabó el octubrismo?
–La inmensa mayoría del país no respalda la violencia, no está por los medios violentos. El tema ahora es cómo quienes estamos en política nos atrevemos a imponer el sentido común, la mirada de los acuerdos, de las miradas compartidas, para salir adelante. Eso requiere coraje, valentía, salirse de las tribus donde uno ha estado durante mucho tiempo.
–Pero tras el triunfo del Rechazo usted dijo que se había recuperado «el sentido común». ¿No fue así?
–La sociedad fue la que impuso el sentido común. La política, en cambio, aún no lo recupera. Aún no logra entender lo que nos demanda el país. Y lo digo por el nuevo proceso constitucional, en el que pasamos de una extrema izquierda refundacional, re-vanchista, a una extrema derecha que quiere imponer su mirada conservadora, y yo diría elitista, del país.
—La evaluación post 4-S fue que la ciudadanía quería una nueva Constitución, pero no la que propuso la Convención. Pero, ¿sigue siendo así? El entusiasmo ha bajado…
—Es que la ciudadanía se dio cuenta de que el texto constitucional no resuelve los problemas de delincuencia. En ese contexto, los grandes perdedores son los republica-nos, que prometieron en sus campañas que iban a resolver la delincuencia con el texto constitucional. Eso no es así y la ciudadanía se da cuenta.
«Es claro que los que votamos Rechazo el 4-S no necesariamente vamos a votar Apruebo el 17 de diciembre de 2023. Va a depender de la sabiduría que muestren los que tienen la posibilidad de construir un texto que convoque, y no para imponer su mirada. Y de si Chile Vamos es capaz de decirles a republicanos que no está de acuerdo, o va a sucumbir igual que el PS sucumbió a la izquierda.
–O sea la pelota está en la derecha…
–Efectivamente. Ellos tienen la responsabilidad. Y la pregunta es, ¿están a la altura? ¿O van a insistir en escribir el programa de gobierno de Kast?
–¿Y qué temas le preocupan específicamente de este proceso?
–Hay varias alertas. Sobre todo está la enmienda que hace republicanos a los quo-rum. Nosotros nos jugamos por sacar adelante la reforma constitucional para bajar los quorum a 4/7 y resulta que ahora quieren volver a los quorum pétreos. Otro tema es el Estado social y democrático, que creemos que está amenazado.
–¿Qué sucederá si esta propuesta se rechaza? ¿Puede haber una nueva oportunidad?
–Si pasa eso, debe haber un compromiso de la política con el país, para que con el texto que hoy tenemos, con los quorum que ha-bilitamos, se puedan hacer reformas que permitan consolidar derechos y deberes y el Estado social.
–O sea, el proceso deberá encauzarse desde el Congreso…
–Sí. No están los tiempos para más. Quienes están hoy en el Consejo deben entender que esta es la última oportunidad. Los tiempos no están para pedirle a la ciudadanía un tercer proceso. No están los recursos econó-micos. Y a la gente le importan las urgencias, económicas, de seguridad, salud, donde hay absoluta inacción del Gobierno.
–¿Tiene esperanza?
–Soy optimista, por naturaleza. Pero si se aprueban las enmiendas que propone el sector republicano, si no se abren a acoger el planteamiento de nosotros, claro, vamos a un segundo rechazo.
–En los 70 la izquierda dijo «Con Tomic ni a misa». ¿Ud. iría a misa con Kast? ¿Y con el PC?
—Hemos dicho que vamos a pensar en el país, a construir acuerdos con las fuerzas democráticas de Chile y que los extremos están fuera de eso.
–¿Va a participar en actividades de conmemoración del 4-S?
–No voy a participar en ninguna actividad pública. Hasta ahora solo tenemos espacios de reflexión nuestros como demócratas.
–¿Es una decisión suya o no la invitaron?
–La única actividad a la que me invitaron es una que va desde republicanos a Amarillos. Y dije que no iba a participar en ese espacio, menos cuando no vemos de parte de Chile Vamos ni de republicanos un ánimo de construir un espacio en el que todos estén. Si siguen con la idea de imponer una mirada porque tienen los votos, no vamos a estar.
–¿Deben ser similares los tonos de las conmemoraciones del 4-S y el 11-S?
–Sobre el 4, no podemos conmemorar ni celebrar si uno no ve intención de construir un gran acuerdo. Han pasado varios meses y parece que no se entendiera por parte de quienes estuvieron en el Rechazo que tenemos que ser capaces de construir un texto que no repita el mismo error de antes.
«Y respecto del 11, para nosotros es fundamental el ‘nunca más’. Trabajamos con Sergio Micco en eso. Llamamos a nunca más volver a tensionar la convivencia; nunca más deteriorar el Estado de Derecho, nunca más quebrar la democracia y nunca más violar los DD.HH.
–Pensiones: Consolidar la PGU
–Como Demócratas hemos estado desde hace meses haciendo propuestas. Chile debe volver a crecer. Pensiones es un eje de la seguridad social.
En ese sentido, creemos que hay que consolidar la PGU y avanzar en la línea de la seguridad social, que es fundamental. Esperamos que el Gobierno recoja esto. Hemos tenido respaldo y otros partidos piensan parecido a nosotros.
–Salud: «El Gobierno está ad portas de hacer colapsar el sistema»
–El Gobierno sacó una minuta absolutamente mentirosa respecto de que estábamos salvando a las isapres; falso. La Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile (FEN) nos ha dado la razón. El Gobierno está ad portas de hacer colapsar el sistema de salud en Chile.
«El director de Fonasa se jactaba de que teníamos 16 millones de afiliados. Y la pregunta es, ¿cuántas respuestas hay para ellos? Los GES tenían su prestación garantizada en el sistema privado. Ahora ¿quién se las va a dar? Y así, suma y sigue. Y cuando esto pase, la ciudadanía no les va a protestar a las isapres, le va a protestar a La Moneda».
–Crisis en regiones: «Hay problemas de falta de preparación»
–El Gobierno cuando asumió, pidió que no avanzáramos en nuestros planes de regionalización porque tenía un compromiso con los gober-nadores. Pero hasta el día de hoy no se avanza.
Hay falta de recursos, se relajaron los controles y a eso súmele el desastre de las emergencias.
«El Estado llega tarde, lento, mal, no hay una institucionalidad que permita dar respuesta, de manera eficiente, proactiva, a la ciudadanía cuando se enfrenta a estos desastres. Las ayudas económicas no llegan. Tenemos pérdidas de cosechas, sin posibilidad de recuperar-se, cobros de impuestos que no se han condonado o suspendido. Todo es muy lento y muchos signos de interrogación. Tenemos problemas de falta de preparación, de expertise de quien gobierna hoy».